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Bioética (página 2)




Enviado por Alvaro Torre



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11.-
RELACIÓN MÉDICO – ENFERMO

La relación entre el médico y
el enfermo no se limita a un proceso de medicación, sino
en primer lugar es un encuentro entre dos personas humanas. El
peligro de la profesión médica es tratar al enfermo
sencillamente como una "enfermedad" despersonalizada, mientras
que por parte del paciente el peligro es considerar y esperar del
médico soluciones para todo, incluso cuando no las
hay.

En una primera aproximación se puede
decir que en una relación entre el médico y el
enfermo debe imperar un ambiente de confianza y amistad para que
el paciente se sienta cómodo y confíe en la palabra
del médico; pero también el médico tiene la
obligación de explicar con sencillez la enfermedad y sus
causas al paciente.

Al respecto podríamos señalar
lo siguiente:

  • Es obligación del médico
    respetar la conciencia y la autonomía del
    paciente.

  • Es obligación del médico
    proporcionar la información necesaria al paciente para
    que éste pueda tomar decisiones adecuadas; si por
    razones de edad o estado psicológico no es prudente
    informar al paciente, entonces se debe informar a los
    familiares o a los responsables.

  • Es obligación del médico
    atender a cualquier paciente aunque el médico no
    esté de acuerdo con la causa que ha conducido a la
    enfermedad.

  • En caso de que hubiese conflicto entre
    la conciencia del médico y la conciencia del paciente,
    el médico debe respetar la conciencia del paciente con
    tal que no vaya contra el derecho de vivir (por ejemplo la
    transfusión de sangre).

  • El paciente tiene la obligación
    de respetar la conciencia del médico cuando
    éste considera que un tratamiento concreto es inmoral
    y hiere la dignidad de la persona.

12.- FORMAS
IRREGULARES DE PROCREACIÓN

Intentaremos dar una pincelada sobre la
paternidad múltiple, la partenogénesis y la
clonación.

Algunos científicos han
experimentados y han fusionado células múltiples en
laboratorio; la unión de células, en el sentido de
una manipulación celular controlada en el laboratorio se
obtuvo solo en la década del sesenta. La técnica
les hace posible a los sabios producir células
híbridas; en 1972 biólogos del Laboratorio Nacional
de USA lograron producir plantas híbridas partiendo de
células fusionadas artificialmente, las plantas crecieron
hasta su plena madurez y permanecieron
fértiles.

En 1965 la Dra. Beatriz Mintz hizo
experimentos con embriones de ratones y logró fusionarlos
con buen resultado. Ella luego implantó los embriones
híbridos en ratones que los llevaron a término; el
resultado fue el de animales individuales con cuatro padres
naturales en vez de dos. La estructura biológica de las
crías parecía un mosaico.

Se cree que la paternidad múltiple
también va a ser posible con los seres humanos; no sabemos
si no se ha intentado fusionar embriones humanos.

La partenogénesis (palabra griega
que quiere decir concepción virginal) es el procedimiento
de reproducción que se sitúa en el polo opuesto a
la paternidad múltiple. Se trata de la reproducción
sin fecundación por parte de la célula sexual
masculina; lo que quiere decir que la cría cuenta
sólo con un progenitor. Este fenómeno ocurre de
manera espontánea en ciertas plantas inferiores y en
ciertos animales.

Oskar Hertwing y su esposa hicieron
experimentos con óvulos de erizos de mar en 1896 y
encontraron que si le agregaban estricnina al agua de mar que
contenía los óvulos favorecía su desarrollo
y crecimiento hasta convertirse en erizos de mar normales; el
semen no había fecundado estos óvulos, lo cual la
pareja investigadora logró una partenogénesis
artificial.

A partir de entonces se han hecho
experimentos con óvulos de rana, pava, gallina que
así mismo han terminado en una partenogénesis. El
primer experimento con mamíferos, aplicando la
partenogénesis se hizo con óvulos de conejas; el
primer conejo por partenogénesis se produjo en 1939 en
Estados Unidos.

Aun no se ha realizado (lo que sabemos) con
óvulos humanos para producir de modo artificial, la
partenogénesis.

La clonación se ha divulgado en los
últimos años. En algunos casos un pedazo de tronco
de una planta, clavado en tierra es capaz de crecer y de
convertirse en una nueva planta de la misma composición
genética.

Esta forma de propagación asexual de
la planta se ha conocido desde la antigüedad; se ha anotado
así mismo que ciertos animales simples multicelulares
(medusa o aguamar) se reproduce asexualmente, soltando un grupo
de células que pueden reconstruir el organismo. Los
individuos así reproducidos son genéticamente
idénticos.

La idea de la posibilidad de la
reproducción asexual de plantas, animales o de hombres a
partir de una célula aislada, surgió en la
década de los treinta. Se señaló que cada
célula somática de un organismo vivo, contiene en
su núcleo el código genético de todo el
organismo.

Clonación de ranas. En 1952 los
Doctoresres Robert Briggs y Thomas J. King, en el Instituto
Carnegie (Washington) hicieron experimentos con huevos de ranas.
Extranjeros los núcleos de huevos recién fecundados
de ranas y los reemplazaron con núcleos de tejido
embriónico de individuo de la misma especie; los huevos
empezaron a desarrollarse y el resultado fue una serie de
renacuajos genéticamente idénticos, copias exactos
del donante de núcleos de las células. Este
procedimiento se conoce con el nombre de clonación o
trasplante de núcleo.

Clonación con peces y
mamíferos, biólogos de la Universidad de Oregon
(USA), lograron la primera clonación masiva de peces. Su
técnica consistió en desactivar los cromosomas del
semen de peces, valiéndose de rayos ultravioleta, luego el
semen era usado para fecundar los óvulos. En 1981 en la
Universidad de Ginebra (Suiza), habían logrado clonar
mamíferos; después de 316 ensayos, clonaron con
buen resultado tres ratones.

Clonación de hombre, los resultados
de la clonación en plantas y animales dieron pie a la
especulación acerca de la posibilidad de la misma con
seres humanos. David Rorvik afirmó que un millonario le
pidió reunir un grupo de sabios para que trabajaran en
reproducir su clon. Rorvik aceptó el encargo y
prometió guardar en secreto la identidad de las personas y
el procedimiento que iba a utilizar para tal efecto;
estableció los laboratorios en un país
asiático y después de un buen número de
fracasos, según dice, la clonación tuvo
éxito. Se informó que el embrión clonado fue
llevado hasta la viabilidad por una joven nativa que dio a luz un
bebé sano, la copia exacta del millonario. Parece que el
niño está bien y crece en forma normal. El mundo
científico recibió la noticia con gran
escepticismo, algunos llegaron hasta llamarlo un engaño;
debido a que Rorvik no quiere quebrantar su promesa de guardar en
secreto las personas implicadas en el hecho, por tanto, no existe
una prueba confiable de si la primera clonación humana
sucedió en efecto o no.

En cuanto al hombre, la curiosidad
científica no constituye una razón válida
para experimentar con seres humanos, usándolos como
conejillos de laboratorio.

Los defensores del clonismo humano
argumentan diciendo que aportaría grandes beneficios para
la humanidad. El genotipo de hombres de talento, grandes
artistas, músicos, personalidades.

La reproducción clonal
amenazaría los valores de la paternidad humana, el amor
conyugal y la familia. La clonación no acabaría con
la diferenciación sexual y, la humanidad
continuaría todavía distribuida en hombres y
mujeres; el matrimonio, la unión exclusiva de amor entre
un hombre y una mujer, continuaría todavía como la
célula y el componente "natural" de la
sociedad.

13.- HUELGA DE
HAMBRE

Entendemos por huelga de hambre en su
sentido más estricto como la abstención total de
alimento, emprendida para obtener la satisfacción de
determinadas reclamaciones, con la decisión de llevarla
hasta la muerte si no se da satisfacción a las
reivindicaciones que la motivan.

En la huelga de hambre existe una
vinculación entre la abstención de alimentos y la
muerte, el huelguista ha decidido sacrificar su propia vida si no
se atienden sus reivindicaciones. Esto nos coloca ante una
problemática, el derecho moral de la persona sobre su vida
y la actitud de la sociedad en este punto. Se da una
conexión entre abstención de alimentos y la muerte;
de esa vinculación real es responsabilidad primeramente
del huelguista que persiste en su decisión; también
intervienen otros, quienes se niegan a aceptar las peticiones
formuladas, autoridades públicas que eventualmente puedan
prohibir la alimentación forzada; también pueden
intervenir movimientos, grupos y personas que con sus consejos o
presiones refuerzan la postura del huelguista.

La intención primera del huelguista
no recae directamente en la muerte; en realidad, lo que él
desea y busca es la satisfacción de unas reclamaciones. La
huelga de hambre no lleva una necesaria conexión de hecho
con la muerte.

Otra característica de la huelga de
hambre es su publicidad, condición básica para que
la sociedad pueda establecer una cierta alianza con el huelguista
apoyándole en su actitud, si la sociedad lo abandona, se
desentiende de él o le manifiesta su hostilidad, su gesto
pierde significado y cae en el vacío.

Como habíamos mencionado la huelga
de hambre nos remite a un tema de índole general, el poder
ético del hombre sobre su propia vida y la actitud a
adoptar por la sociedad ante quien voluntariamente pone en tan
grave peligro su vida.

13.1.- Prioridad de la
vida:

En este conflicto moral, un primer grupo
niega la libertad ética del hombre para sacrificar su vida
por medio de la huelga de hambre; esta postura ha sido y es
frecuente entre cristianos, tomando como punto de partida el
absoluto señorío de Dios sobre la vida
humana.

13.2.- Prioridad a la
autonomía:

Otros colocan como valor supremo en esta
situación la libertad del ser humano. En nuestra sociedad
no es raro encontrar posturas favorables al derecho radical de la
persona sobre su propia vida.

13.3.- Un tercer grupo:

Llega a conclusiones parecidas a las de la
opción anterior, pero por caminos diferentes: no desde el
recurso a la autonomía personal, sino desde el voluntario
indirecto. Sostiene que la huelga de hambre hasta la muerte puede
ser una posibilidad moral, dado que la muerte no se busca
directamente sino que es el resultado indirecto de una
acción cuyo objetivo primario y directo es lograr el
reconocimiento de ciertos derechos.

14.- FIN DE LA
VIDA

Los dos extremos de la vida: el nacer y el
morir, ofrecen quizá los problemas más frecuentes y
más delicados desde el punto de vista moral.

La etapa final de la vida del ser humano
era, en otros tiempos, poco complicada desde el punto de vista
moral. Frente a la etapa final se presentan algunas cuestiones
relevantes:

  • El deseo de una muerte digna o
    humana.

  • La eutanasia

  • El uso/rechazo de medios
    extraordinarios para prolongar la existencia.

Aunque se suele decir que la muerte nos
iguala a todos, y en un sentido es verdad, sin embargo, la
realidad nos ofrece imágenes muy variadas en
relación con la muerte y el proceso que conduce a ella.
Dentro de una misma área geográfica, el morir tiene
características diferentes según los momentos
históricos; la llegada de la muerte se realiza en
contextos muy distintos, según las zonas de la
tierra.

De principios de siglos a hoy, las causas
de la muerte han variado sensiblemente, entonces tenían un
gran peso las enfermedades infecciosas o contagiosas (gripes,
neumonías, tuberculosis, etc.) ahora abundan muertes por
trastornos cardiovasculares, cáncer, sida, accidentes de
tráfico y han aumentado las enfermedades crónicas y
degenerativas. La muerte llega hoy más tarde y encuentra a
la persona en mayor desvalimiento, en gran dependencia, el
proceso de morir se alarga.

La muerte también ha cambiado de
lugar, se muere en casa mucho menos que en otros tiempos y con
mayor frecuencia en instituciones y centros, lejos del marco
habitual en que ha transcurrido la vida. El camino de la muerte
se ve mucho más marcado por la presencia de la
técnica.

14.1.- Muerte
clínica:

En este punto durante mucho tiempo
coincidieron la representación popular y la idea
profesional médica. La muerte de la persona estaba
indicaba por el cese de la respiración y del latir del
corazón, eran signos fácilmente detectables de cuya
validez no se dudaba.

El progreso de la ciencia y de la
técnica vino a demostrar la dificultad de hacer coincidir
siempre la muerte clínica de la persona con la parada de
las funciones respiratoria y circulatoria.

Gracias a la reanimación es posible
recuperar un corazón que había dejado
espontáneamente de latir. Por otro lado, la técnica
nos permite hacer un paro electivo, programado del corazón
para realizar una operación y luego devolverle el normal
funcionamiento.

Estos hechos han motivado una
reflexión sobre la validez científica de los
indicadores tradicionales. Poco a poco ha ido penetrado en los
medios profesionales la identificación de la muerte
clínica con el cese irreversible de la actividad
cerebral.

Identificar la muerte clínica de la
persona con el cese irreversible del funcionamiento del cerebro
no exige necesariamente una observación específica
de éste con instrumental adecuado como un requisito
absoluto. En la mayor parte de los casos, la muerte es un proceso
lento, los diversos órganos y sistemas que apoyan la
continuidad de la vida fallan y dejan de funcionar en diferentes
momentos; excepcionalmente, la muerte es un hecho
instantáneo y repentino y casi
instantáneo.

14.2.- Muerte digna:

El interés por una muerte digna del
ser humano representa, de por sí, una conquista moral,
prolongación de la preocupación por una vida digna
y humana. En otros tiempos existían imágenes
difundidas de lo que podríamos considerar como una muerte
deseable (en el seno de la familia, rodeado de seres queridos,
etc.) y no deseable (suicidio, muerte violenta, pena de muerte,
etc.); este concepto es relativamente nuevo.

El imperativo ético de mirar por una
muerte acorde con la dignidad personal se puede traducir en
múltiples concreciones, en detalles pequeños o en
atenciones básicas. El amor al ser humano, la competencia
y la imaginación aunados sabrán dar formas
adecuadas a esta demanda de una muerte digna, según las
necesidades y deseos de las personas.

A continuación señalaremos
los que podrían formar parte de una muerte
humana:

14.2.a.- Solidaridad: Creo que la
solidaridad es un componente prioritario de una muerte humana,
más todavía que la libertad. El ser humano es un
ser social, necesita de los otros para ser él mismo en la
vida, y esta condición se revela igualmente decisiva en la
etapa final: la soledad, el desinterés, el olvido por
parte de los seres queridos impiden que la persona pueda vivir su
muerte como corresponde a un ser humano. Una muerte en solitario,
sin el acompañamiento y ayuda de la sociedad resulta
cruel.

14.2.b.- Alivio del dolor: La
eliminación del dolor o su alivio es una buena forma de
colaborar a un acercamiento a la muerte en mejores condiciones
humanas.

14.2.c.- Asistencia de tipo
psicológico: Un acompañamiento psicológico
es siempre un buen servicio a la persona, pero en pocos momentos
se hace más urgente este tipo de presencia que ante la
perspectiva de la muerte. No es extraño que en el proceso
de morir aparezca la ansiedad, factor que hace más
insoportables otras molestias; el alivio de estos sufrimientos
supone el prestar atención al conjunto de la vivencia del
enfermo, lo cual implica disponibilidad, escucha, condiciones
difíciles de cumplir en las actuales estructuras
sanitarias por diversas causas.

14.2.d.- Asistencia religiosa: El
acompañamiento del enfermo creyente pide ofrecerle
oportunidades para no enfrentarse solo con sus problemas
religiosos.

14.2.e.- Verdad del enfermo: La
información al enfermo sobre su situación es parte
integrante del respeto debido a su dignidad.

14.2.f.- Libertad: Una de las ideas
más acentuadas en relación con una muerte digna es
la necesidad de reconocer amplios espacios de libertad a la
persona en decisiones que le afectan.

14.2.g.- Otras atenciones: Existen
múltiples molestias más frecuentes en la etapa
final de la vida, especialmente en una enfermedad larga; el
alivio de estas molestias es importante para un bienestar
aceptable de la persona. Un cierto confort material: cama
adaptada, espacio suficiente, armonía y gusto en la
habitación, oportunidades de aislamiento e intimidad son
también aspectos que pueden contribuir a que el morir de
una persona transcurra en un contexto más acorde con la
dignidad humana.

14.3.- Medios extraordinarios: Cualquier
ética defiende la obligación de proteger la vida
humana y de cuidar la salud, pero ¿hasta
dónde?

En la tradición cristiana tiene un
peso importante la distinción entre medios ordinarios y
extraordinarios; según esta doctrina, la obligación
de velar por la vida se extiende, por norma general, sólo
a los medios ordinarios, no a los extraordinarios. Otros
prefieren términos como medios razonables y no razonables,
con sentido y sin sentido. No hemos de caer en la ingenuidad de
creer que la mera sustitución de término
clarificaría un problema complejo y difícil de
precisar cuando intervienen factores cambiantes.

14.3.a.- Alimentación artificial:
Entre los "tratamientos" para mantener la vida, uno de los que
más debates está suscitando recientemente es el de
la alimentación e hidratación artificial. Dentro de
la Iglesia encontramos dos puntos de vista; para algunos, el
respeto a la vida humana exige continuar alimentando, incluso
artificialmente a los enfermos graves, sin excluir a quienes se
encuentran en coma irreversible, puesto que alimento e
hidratación forman parte de los cuidados mínimos
exigidos por la compasión, por otro lado, diversos
teólogos y filósofos sostienen que el recurso a la
alimentación e hidratación artificiales no implican
la misma obligación moral que el proceso connatural de
ingerir alimentos sólidos o líquidos.

14.3.b.- Reanimación: Dentro de los
diversos sentidos dados a esta palabra, aquí me refiero a
la capacidad desarrollada en las últimas décadas
para recuperar el funcionamiento del corazón
después de un paro cardíaco; si el latido no se
restablece en unos minutos, el cerebro sufre un daño total
e irreversible. Un paro cardíaco ocurre en algún
momento en el proceso de morir de todo ser humano, cualquiera que
sea la causa de la muerte, de aquí que la decisión
de reanimar o no presenta un interés potencial para
todos.

La reanimación va muy unida al
desarrollo del instrumental médico, a los avances en
anestesia, cirugía y a la investigación
médica general.

14.4.- Petición anticipada: La
reivindicación para la persona del derecho a tomar
libremente las decisiones directamente relacionadas con el
proceso de morir es una manifestación dada al valor
libertad. En las decisiones más directamente implicadas
con la etapa final de la vida se va solicitando mayor libertad
personal.

Cuando una persona en su fase terminal
está todavía consciente y es capaz de expresar sus
deseos de que no se prolongue la vida por medios inadecuados, la
manifestación actual de su voluntad es una válida
indicación para la familia y los profesionales. Las
situaciones más difíciles se presentan cuando la
persona está inconsciente, es incapaz de manifestar su
voluntad; el silencio derivado de su incapacidad actual puede
haber sido llenado con las llamadas "petición anticipada".
De esta forma, el respeto a la libertad de la persona
continúa como un imperativo éticamente realizable
por parte de los profesionales y de la familia del enfermo.
Petición anticipada es un término para designar el
acto por el que una persona, disfrutando de uso normal de sus
facultades, manifiesta con adelanto sus deseos sobre decisiones
relativas a la salud o la vida para cuando pierda la conciencia o
se encuentre incapacitada para manifestar su voluntad.

14.5.- Eutanasia: La eutanasia adolece
frecuentemente de falta de claridad, en buena parte
evitable.

Por encima del significado
etimológico (muerte buena) y de los varios sentidos dados
a esta palabra a lo largo de la historia, nos interesa deslindar
los campos heterogéneos en que se usa
actualmente.

La definición más
clarificadora encontramos en la propuesta por la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe: Acción u
Omisión que, por su naturaleza o en la intención,
causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La
eutanasia se sitúa en nivel de las intenciones y de los
métodos usados.

En la literatura moral se distingue entre
eutanasia y distanasia.

La eutanasia es la práctica que
procura la muerte y abrevia una vida para evitar grandes dolores
y molestias al paciente a petición del mismo, de sus
familiares o por iniciativa de una tercera persona que presencia,
conoce e interviene en el caso concreto del moribundo.

La distanasia es la práctica que
tiene a alejar lo más posible la muerte, prolongando la
vida de un enfermo de un anciano o moribundo, ya desahuciado, sin
esperanzas humanas de recuperación y para ello utilizando
no solo los medios ordinarios, sino extraordinarios muy costosos
en relación a sí a mismo o en relación a la
situación económica o de su familia.

Existe unanimidad ética contra la
eutanasia como práctica para abreviar la vida de un
enfermo terminal. La afirmación de que los enfermos
terminales o de los enfermos incurables no pueden ser felices es
simplemente falsa, porque nadie tiene derecho de aplicar a otros
sus propios criterios acerca de la felicidad en la vida.
Además, la preocupación por el costo social y
económico para la sociedad de mantener en vida a los seres
gravemente deficientes es injusta, si se considera que la suma
que se dedica a este respecto es irrelevante con el contexto de
los presupuestos globales destinados a la salud y es simplemente
inhumano pretender solucionar los problemas socio –
económicos eliminando seres humanos.

Lo mismo diremos de la distanasia que nadie
esta obligado a recurrir a tratamientos extraordinarios para
prolongar la vida de un enfermo terminal, no hay que hacer
siempre en todas las circunstancias el máximo por
conservar la vida del enfermo, es preciso tener en cuenta: la
esperanza de vida, la voluntad del enfermo y de sus familiares,
las características de la terapia, el estado objetivo y
subjetivo del paciente, los costos de la terapia utilizada en
relación con su probabilidad de éxito, el estado
posterior del paciente. La existencia biológica no
significa necesariamente una vida humana.

15.-
BIBLIOGRAFÍA

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Autor:

Álvaro Torre 

Partes: 1, 2
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